Este sábado recorríamos algunas de las lagunas del complejo endorreico de Pétrola y Corral-Rubio que han conseguido recargarse con las últimas tormentas. Tras muchos meses de intensa sequía, por fin se veía relucir el agua en la Laguna Salada de Pétrola, nuestro punto de partida. Y con ella vuelve la vida. Varias decenas de aves limícolas recorrían algunas de las orillas del humedal (chorlitejos, correlimos, combatientes...) mientras que un solitario flamenco se alimentaba vadeando su pico de un lado para otro. De fondo, los abejarucos sobrevolándonos con su reconocible canto.
Otras lagunas estacionales como Hoya Pelada y la laguna de Casa Higinio siguen sin agua, pero cerca de ellas pudimos disfrutar de un par de avutardas lejanas y, la sorpresa de la mañana, varios bandos de abejeros europeos en plena migración. Pequeñas nubes de estas rapaces se elevaron muy cerca de nuestra posición, planeando elegantemente para no derrochar ni un ápice de energía en este nuevo viaje de miles de kilómetros que recorrerán hacia el continente africano.
Cerrábamos la mañana en Hoya Grande, junto al municipio de Corral-Rubio, una de las pocas lagunas estacionales del complejo con agua durante estos días. En ella unos lejanos chorlitejos patinegros revoloteaban de orilla a orilla, mientras que una pareja de cernícalos nos vigilaba desde su atalaya, así que con ellos despedimos la entretenida jornada.
Ésta era una de las muchas rutas ornitológicas que realizamos dentro del proyecto Birding Monte Ibérico, así que echadle un vistazo a la programación y no dudéis en acompañarnos.
¡Os esperamos en la siguiente!